Trabajo con Equipos de Salud-a propósito del Burn out. H. Foladori


BURN OUT: El trabajo psíquico con equipos de salud 

Horacio C. Foladori  

1. Acerca del burn out  y la “autoayuda”

Los equipos de salud que trabajan en consultorios, centros asistenciales, ongs dedicadas a problemáticas de derechos humanos, centros de atención a víctimas de violencia sexual, intrafamiliar, etc. ,  soportan como equipos y a nivel  personal una gran carga emocional y tensional producto del trabajo que realizan.  Tal es así que se ha acuñado el término de burn out  para dar cuenta de un estado  particular  de bloqueo a partir del desgaste sufrido en la labor cotidiana. Por burn out  se entiende una amplia  colección de síntomas que abarcan desde trastornos del sueño, afecciones psicosomáticas, intranquilidad, incapacidad de concentración, dolores diversos, apatía, aburrimiento, etc. etc.   Basta decir que dicho término  es meramente descriptivo, es decir, no da cuenta   de los motivos  que llevan a las personas  a ese estado; de las causas que  determinan dichos fenómenos ni  de los procesos de vulnerabilidad que están en juego cuando se realizan determinados trabajos.

Es común  observar que ante  la visualización de un operar iatrogénico por parte del equipo de salud, se acostumbra a indicar  un taller de autoayuda o autocuidado, una propuesta  realmente  insólita. Si la autoayuda es posible, es decir,  si cada quien,   por su cuenta o en grupo,   pudiese “solucionar” los problemas  psíquicos por sí mismo en un acto voluntario, nadie sería pasible de ser objeto de “enfermedad psíquica”, sufrir sintomatología, angustias variadas y malestares  diversos que conforman lo que  se acostumbra a denominar como neurosis. El taller de autoayuda  se reduce a suponer que algunos ejercicios corporales sin más o  algunas reuniones donde se “debatan problemas”, o los diversos integrantes  del grupo puedan  plantear  las disconformidades que tienen con otros, alcanzaría para  tranquilizar a los miembros del equipo. En los hechos, cuando se “habla de más”, cuando se dicen cosas sin el  necesario espacio (que resguarda la  seguridad psicológica) para la contextualización, elaboración y procesamiento de las repercusiones de lo que se dice, se generan resistencias  adicionales,  lo que a corto plazo implica  resentimiento y distanciamiento entre los miembros del grupo.  Se trata sin más,  de suponer que la catarsis por  sí misma es curativa, posición superada ya  a principios de 1900. Además,  la propuesta de “autocuidado”  significa hacer responsable a los propios miembros del equipo de aquello que les acontece, culpándolos  tácitamente de su propia insania. Es una manera “elegante” por la cual la institución se desentiende de lo que ocurre en su seno, de lo que “produce”(como lo no visible) además de lo que produce,  así como de ciertos efectos que el trabajo instituido conlleva.

2. ¿El trabajo enferma?

El trabajo  sobre el que nos interesa  pensar es aquel  que realizan profesionales que forman parte de  un equipo de salud. Por tanto no entraremos en disquisiciones  acerca del trabajo en general o acerca del trabajo que realiza  específicamente el obrero. Sin embargo,  hay  algunas características que son comunes a todo tipo de trabajo en  el  modo de producción  capitalista  en el cual estamos.  Aquello que Marx  (1844) señalaba en su análisis del trabajo enajenado es pertinente  al trabajo que realizan los equipos,  ya que  éstos se constituyen  como personal contratado por una entidad ( pública o privada), reciben  remuneración por lo que hacen , cumplen horario  y producen como objeto,  servicios de diverso tipo.

 “La enajenación del trabajador en su producto no sólo significa que su trabajo se convierte en un objeto, asume una existencia externa, sino que existe independientemente, fuera de él mismo y ajeno a él y que se opone a él como un poder autónomo” (el subrayado es mío). Este poder se volverá contra él en el modo de producción capitalista.

Este último aspecto, el del poder,  será retomado por  G. Mendel (1974)  quien  sostiene que  el trabajador,   en el mismo acto y al mismo tiempo,  además de producir  el objeto,  también produce poder social. Entonces  el capital no solamente se apropia  del objeto  producido sino que también lo hace  del poder social (plus poder) que le es inherente y que significa  una apropiación  del poder del trabajador.  Argumenta  que   el trabajador no puede   decidir  acerca del  producto de su trabajo  ni tampoco de los alcances de éste. De ahí que sea necesario implementar dispositivos para  producir cierta recuperación del poder.

Ahora bien ,   a Castoriadis   le interesa  repensar  al trabajo como parte del acto creativo, el acto de producción en el cual  algo hay allí de novedoso y que hace de ese objeto algo único. Siguiendo esta línea  se puede pensar  que  lo que  contribuye  al fortalecimiento  yoico  tiene que ver  no solamente con  la posibilidad de internalzación del objeto como una totalidad  producida sino  con que  ese objeto encarna,  de algún modo,   este aspecto de creatividad,   que  construye al yo como un lugar  diferente de otros y único en su esencia.

Para el caso de profesionales, el ejercicio de la creatividad se torna   en un  recurso imprescindible. En general, se espera que el profesional  sea capaz de resolver problemas y éstos son   en esencia siempre nuevos Por tanto, el tipo de trabajo que realizan los profesionales consiste  necesariamente en la puesta en juego no solamente de ciertas mecánicas  aprendidas en su formación,  sino una buena dosis de  imaginación para resolver   situaciones. Ahora bien, la “mecanización” de los  servicios,  la burocracia que el sistema  promueve y el desarrollo cada vez más sistemático de la llamada sociedad de control,  coadyuvan a que  la imaginación vaya jugando cada vez más un menor papel en el trabajo profesional, sobre todo de aquellos que no se encuentran  en los lugares de  toma de decisiones (políticas) de programas  de alcance social.
Se puede afirmar que progresivamente,   una gran masa de  profesionales se van convirtiendo en obreros fabriles  de   procedimientos  diseñados  y planeados  por unos pocos.

Con respecto  al  burn out, se ha sostenido que  éste es producto directo de la carga de trabajo, del cansancio natural que se produce como efecto del desgaste físico y de concentración mental, en suma, del trabajo mismo. Desde esta óptica, no dejan de aparecer aquellos que  para restituir la energía  gastada, recomiendan vacaciones, “pensar en otra cosa”,  distraerse, moverse, darse tiempo para divertirse, relajarse (hay talleres para eso), etc. etc.

Deseo   abrazar la tesis de que no es  el trabajo  el que produce el estado de burn out. No se trata  solamente  de un problema energético, de cansancio – que puede existir – sino de un problema de otro orden. Más aún,  si el trabajo  constituye  un acto de transformación creativo  y ello  redunda en beneficio directo  de la construcción yoica, entonces  para el caso del profesional, el trabajo  puede tener  el efecto contrario; esto es,   ayudar a salir del burn out en lugar de producirlo.

Dos salvedades: 
1.   Señalar que no se está hablando del trabajo  que realiza el esclavo…. hasta morir, ya que allí no hay trabajo humano  propiamente dicho: A este respecto Castoriadis (1983) se pregunta ¿cómo fue que se produjo en un momento histórico social un imaginario colectivo que significaba pensar al ser humano como no humano?
 2.  Este análisis no implica que también, efecto de problemáticas  complejas y angustiantes resultado del trabajo,  no puedan producirse en las personas reactivación de  sintomatología producto del desencadenamiento de patologías individuales, lo que deberá ser tratado de manera personal en los espacios psicoterapéuticos adecuados  para ello.

Por tanto, lo que interesa en esta ocasión es interrogar al fenómeno colectivo del burn out,  como producto de una relación con el trabajo que está instituida y que afecta por igual –  aunque con distintos grados de intensidad y particularidad – a todo el equipo de salud. Se trata de sostener la tesis  de que son las condiciones de trabajo las que producen  el burn out  más que el trabajo mismo. El trabajo del profesional incorporado a un equipo se encuentra enajenado como cualquier otro tipo de trabajo similar  en esta sociedad. Pero además, dicho trabajo  está sometido a regulaciones  que dificultan la puesta en juego  de los típicos mecanismos propios del trabajo profesional. Veremos qué entendemos por ello.

3. Producción y reproducción institucional

Bleger(1966:91) en un texto tan memorable como  visionario y sin embargo olvidado,  realizó la observación  de que “la institución tiende a adquirir la misma estructura y el mismo sentido que el problema que se propone resolver. El asilo tiene en su organización la misma alienación que sus pacientes.” Esto es, que el equipo de salud  cuyo objetivo es  trabajar por la salud, en su mecánica  interna y de manera  espontánea y no consciente, tiende   a reproducir la “enfermedad” que dice tratar, se mimetiza con ella y la  abraza y la adopta  como su ideal ignorado. La lógica que la enfermedad supone pasa a  constituirse en la lógica del funcionamiento del equipo.  Destino fatal de los equipos de especialistas que terminan reproduciendo aquello que combaten.  Están condenados a  ser asimilados, recuperados por la enfermedad con la cual trabajan

¿Cuál es la razón de este fenómeno?
No es conveniente sacar conclusiones apresuradas; vale decir, echarle la culpa al trabajo, de manera general,  de la alienación  que se instala progresivamente en el equipo. En todo caso,  cuando  preocupa  dicho estado de alienación,  la queja  menciona las relaciones interpersonales, el clima laboral,  cierta mecánica institucional que regula la realización del trabajo, etc. Si se le preguntara a los participantes de un equipo a qué se debe su agotamiento, si se pudiera escuchar qué tienen para decir,  se vería que la respuesta  no es sobre el trabajo  mismo, sino sobre  las condiciones bajo las cuales éste se realiza, separando  así, la utilización de la fuerza de trabajo  del marco regulatorio  que supone la relación laboral.

¿Por qué se produce  este efecto? Bleger puntualiza el problema, lo marca, no lo explica, nos deja con las interrogaciones sobre sus causas. Bleger no contaba aún con las teorías producidas a partir de la década del 70, por el análisis institucional francés (Lourau 1975, Lapassade 1977, Mendel 1974, Guattari 1976, Foucault 1976, etc.). El pensamiento del movimiento institucionalista,  se orienta a reflexionar acerca de  las instituciones y la problemática del poder que en ellas se encarna. Con estos instrumentos es posible elucidar algunas razones efecto de las cuales  el burn out termina instalándose en los equipos que trabajan en instituciones.

Se trata de pensar  cómo funciona la institución, de qué manera la institución que acoge un equipo de  profesionales  es a su vez una institución del sistema que tiene como “misión” producir aquello que producen las instituciones del sistema ya que ha sido construida  a  imagen y semejanza del propio Estado. Por ello, más allá del trabajo que la institución realiza, está el  encargo (1) de una doble función de  orden y  control social que se debe ejercer. Por tanto, la manera de organizar el trabajo en su interior no solamente  responderá a  los objetivos del trabajo en sí, sino que también  al encargo – estatal –   cursado. Dicho encargo de orden y control  atravesará toda  la producción de la institución, condicionando sus procesos.

 

Vimos que el objeto producido por  el trabajo  es la materialización de un movimiento de transformación del entorno: es la producción de cultura.
El acto se  transformación supone  haber realizado – de algún modo -un aporte, una contribución creativa en el acto de trabajo (individual o colectivamente). Pero cada vez más, las instituciones con sus sistemas de organización del trabajo – al servicio del control social – cercenan las contribuciones de los trabajadores, la creatividad que los mismos desean poner en juego en el acto de transformación como efecto de su poder de incidir, de  tener  cierto control sobre el objeto de su producción y sobre los destinos de éste (Mendel 1993).

En la medida en que  cada vez más las instituciones se apropian del poder de los trabajadores (funcionarios,  técnicos, profesionales),  coartan de manera importante las alternativas de realización personal  que los mismos pueden cursar   a través de su trabajo, rutinizan las relaciones interpersonales, norman los procedimientos, frenan toda iniciativa,  causando un sensible efecto de frustración en  los  integrantes de la institución.

Además, la jerarquía institucional  atenta  contra el mantenimiento de  grupos  generando como efecto una acentuación de los sentimientos de soledad  de los que la pertenencia al  grupo protege. No hay grupo entonces, para pensarse, para adquirir identidad producto de la pertenencia: la identidad grupal es afectiva, la identidad que provee la afiliación institucional es formal.

4. Sobre la naturaleza del  grupo de trabajo.

Para   avanzar en la elucidación del origen del problema  es necesario  recurrir a la psicología de los grupos y  a sus procesos.¿Debido a qué razones  el grupo de trabajo entra en estado de burn out ? Y sobre todo cuando otros grupos – no institucionalizados – no lo hacen. Por tanto, el fenómeno del burn out  no es  condición de la naturaleza de los grupos, no es un fenómeno universal que aparece sistemáticamente en todos los grupos, sino que es propio de los grupos institucionalizados.

Será necesario, entonces,  realizar  cierto análisis sobre los procesos grupales de manera general, para hacer visible la diferencia que se introduce cuando el grupo se institucionaliza y , por esta vía, establecer las razones  del fenómeno de burn out .

De manera general  se puede decir que  los grupos que nacen  transitan por varias etapas  que dan cuenta de su devenir y de su proceso de constitución como grupo. El grupo siempre se reúne para hacer algo, porque tiene una  trabajo que realizar, una tarea que los convoca,  un compromiso con cierta producción acordada: sea ésta levantar una pared, planificar una acción, ganar un partido, tomar el te o aprender  una  materia escolar. Siempre hay

algo para ser producido en su horizonte. Algunos autores como Pichón-Rivière (1971) dicen que la tarea constituye al grupo,  ya que moviliza  a través de su desafío los mecanismos más profundos de éste. En este tránsito   por su proceso de constitución,  el grupo debe  organizarse para poder abordar la tarea y resolverla,   lograr cierta eficacia  en cuanto a ésta, cumplir con su objetivo.

Supongamos un grupo que se reúne por vez primera:  debe poder  desarrollar  un movimiento previo para que la tarea pueda ser abordada, esto es, el grupo  debe avanzar en el intercambio – siempre con miras a resolver la tarea – en el conocimiento mutuo entre  los integrantes, en cierta distribución de roles que hace a las funciones que la tarea  requiere para su resolución  y en ciertos acuerdos mínimos acerca de cómo  la tarea va a ser  enfocada.

El grupo no puede  desde el primer momento  ser eficaz, debe construir los mecanismos para que dicha eficacia  sea un logro a mediano plazo. Si no llega a ciertos acuerdos sobre la tarea, un norte en sus acciones, difícilmente  podrá avanzar. Los participantes se van conociendo en la acción misma, en el “simulacro” que realizan inicialmente  acerca de cómo abordar la tarea. Identifican sus saberes, sus condiciones, sus características y afinan una estrategia,   tal cual como si estuvieran en un campo de batalla.

Lo importante de este momento son los acuerdos que se toman , es decir,  las normativas que regirán  su propio funcionamiento. Estos acuerdos son  por consenso ya que allí – por tratarse de un grupo de pares – todos  están igualmente comprometidos y todos tienen la cuota de poder que es inherente a cada quien en tanto seres humanos sociales. Repito: estas normativas  condicionan el funcionamiento del grupo y son atingentes al momento del proceso, lo que  posibilita ir resolviendo progresivamente la tarea. Son tomadas por acuerdo de los participantes y pueden ser modificadas en tanto entiendan que son inadecuadas  u obsoletas para  resolver  otros aspectos  de la tarea  en momentos ulteriores. Por tanto son normativas flexibles  que son acatadas por los diversos participantes,   porque fueron ellos mismos quienes  las dictaron (2).

Si la tarea define al grupo, si la tarea  determina en función de sus diversos desafíos los lugares grupales, los roles que  cada quien desempeñará para resolverla, el grupo, entonces  se torna nuevo cada vez que la tarea cambia. El cambio de tarea en un grupo “viejo” que ha venido funcionando desde hace tiempo,  plantea al grupo  una necesaria reestructuración ya que nadie tiene la certeza de que los roles desempeñados antes serán útiles para resolver la nueva tarea. En resumidas cuentas, el cambio de tarea demanda al grupo un trabajo de “reingeniería” interna para que el grupo pueda aprovechar  todos sus recursos de la mejor forma posible. Por tanto, tendrá que  cambiar también sus normativas que si bien fueron útiles  para la tarea anterior, no necesariamente serán pertinentes para el nuevo trabajo.

Esto hace que todo grupo sea permanentemente nuevo  y se vea  en la necesidad de adaptarse activamente a la realidad cambiante,  solucionando  con eficacia las nuevas tareas  que va asumiendo. Toda la creatividad del grupo es requerida para ello.El grupo se siente útil, capaz y eficaz porque puede ir resolviendo   los diversos problemas. Un grupo  así,  no entra en burn out  .

5. El grupo institucionalizado y su conflicto

El grupo  institucionalizado, el equipo de trabajo,  tiene  dificultades para cumplir con los procesos que se describieron  en el apartado anterior para los grupos “naturales” o que se forman espontáneamente  por intereses propios de los participantes. Por ejemplo, el equipo de salud es  un grupo preformado y como tal  ha venido trabajando y generando  consecuentemente sus propias normativas  como equipo responsable de la tarea para la cual fue contratado cada uno de sus integrantes. Es un grupo que ha sido, sin duda, entusiasta en un inicio y ha resuelto con capacidad  innumerables desafíos que su tarea le propone. Sin embargo, también  se ha visto impactado desde el exterior  por hechos que lo han  afectado, “frenado”.

El equipo de trabajo como grupo instituido no cuenta con la libertad para dictar sus propias normativas requeridas para  poder abordar  su trabajo. El equipo de trabajo además de revisar sus propios acuerdos  y realizar las planificaciones estratégicas  en función de su mejor saber, debe acatar las ordenanzas, las regulaciones, que provienen de la autoridad institucional. Está presente allí el fantasma del  despido si  así no lo hace. Dichas  normativas institucionales son elaboradas al margen del equipo contratado. Responden a la misión, a los objetivos y a ciertas metas que la institución se ha fijado y además,  a la regulación que la institución cumple  de reproducir en su interior la estructura del Estado.

Por tanto, estamos en presencia de una confrontación,  de un conflicto entre  normativas:
– Aquellas que emanan naturalmente del equipo de trabajo y que se modifican en función  de las circunstancias  que el desempeño  grupal requiere, y
– Las regulaciones dictadas por la autoridad  y que obligan al equipo de trabajo  ha hacer el trabajo de una manera específica (ni mejor ni peor)  pero, en todo caso, de una manera que no le es propia.

He aquí un conflicto entre normativas que complica el accionar de los equipos. En el fondo, lo que está presente es una conflictiva de poder, de poder dictar las normas  sobre la manera de hacer un trabajo, de poder decidir  acerca de la forma de programar un cierto acto productivo.

Este es un tema  del que no se habla en las instituciones;  permanece como el no dicho  institucional.   Se sabe que todo lo reprimido  en algún momento retorna, pero no puede hacerlo de la manera “oficial” en el discurso institucional,  sino tan sólo de manera desplazada y camuflada.

6. Normativas institucionales y ejercicio del poder

Las instituciones tienen diversas formas de  operar. Algunas son más flexibles en cuanto a sus  regulaciones, otras son mas rígidas . Algunas toman mas en cuenta la organización formal, otras  consideran  la organización  informal del trabajo. Pero también hay modas, teorías sobre las organizaciones y sobre las formas de ejercer la autoridad.  Los procesos neoliberales   se encaminan  rápidamente a una robotización del trabajo, incluso   en aquellos casos  en que el trabajo  contratado significaba  pensar,  como es el caso de  los equipos  de salud. El trabajo   está siendo cada vez más  rutinizado, mecanizado y cuantificado, por lo que se va perdiendo considerablemente  toda la creatividad que los diversos integrantes de los equipos   canalizaban para resolver las diversas situaciones cotidianas que el mismo requería.

Si los equipos de trabajo, de salud, pueden  manejarse con cierta autonomía acerca de como resolver las situaciones de trabajo cotidianas, no necesariamente  entran en  burn out. Lo harán  con seguridad aquellos equipos  que se ven  día  a día,   cada vez más afectados por las regulaciones institucionales, con cada vez menos  poder para  controlar  los diversos elementos que componen  su propia producción (tanto  referido al objeto de la producción como en relación a  los alcances de éste). Y esto es así porque cada vez más los equipos, en tanto grupos de trabajo,  producirán mayores niveles de sufrimiento colectivo  por que  se ven   sometidos  a diario a las normativas impuestas por la autoridad.  Así,  los niveles de frustración  crecerán consecuentemente y comenzarán a visualizarse diversos tipos de síntomas que  serán las señales del acto de represión  progresivo instalado por el poder institucional, en este caso  represión social.

La hipótesis de que  se trata de un enfrentamiento entre normativas, debe ser profundizada. Se podría suponer que muchas veces  el equipo de trabajo  reacciona a una  institucionalidad carente de normas o, como se dice habitualmente, cuando las normas no están suficientemente claras. Se podría pensar  que cuando el marco normativo es ambiguo o con normativas “cambiantes” y con “lagunas” jurídicas, ello generaría  un  sobre esfuerzo de parte del equipo de “interpretación” de las reglas de juego.
Creo que este problema  puede  ser mejor abordado  cuando se introduce el concepto de normas tácitas:  El espacio institucional no solamente está normado por la vía de estatutos y reglamentos  que por definición son explícitos y conocidos (se imprimen, se distribuyen, etc.) sino que también hay ciertas regulaciones  que operan  en el espacio institucional  y que no son explicitadas como normas. De hecho, la institución niega su existencia por un  un problema de transparencia y de legitimidad: No puede aceptar que se apliquen normas  desconocidas para sus trabajadores y funcionarios ya que eso  daría cuenta  de la arbitrariedad con que opera la autoridad. Así, las normas  sólo existen en el discurso oficial por lo que son, desde el punto de vista de la institución, explícitas.

Pero para los integrantes del equipo técnico, existen otras normativas que también se les  “aplica” y que no figuran en las reglamentaciones publicadas. La reacción de la autoridad es claramente diferente  cuando se trata de un vacío legal que cuando se trata de  la existencia de una norma tácita. Ante el primer caso,  la autoridad manifiesta que hay que estudiar el problema y crear una normativa en consecuencia. Ante el segundo caso la reacción  es aireada negándose  acaloradamente  la existencia de la norma tácita. Es claramente una respuesta  ante el “sentirse descubierta” en su intensión.
Pero además, para el caso del  subalterno, la normativa tácita  es productora de sentimientos  encontrados: no se dijo que no se podía hacer eso y sin embargo la autoridad reacciona como si lo hubiese señalado. El incumplimiento de una norma  produce siempre  incomodidad,  rabia y culpa ya que  su  efecto  desencadena un mecanismo de  persecución y
sometimiento.

Ya que lo no dicho institucional  se constituye como la “letra chica” de los contratos  de “servicios” que  se firman  cotidianamente en esta sociedad, habría que pensar   si no correspondería  hablar  de dos  tipos de contrato que el profesional  “firma” con la institución: un contrato explícito y un contrato  tácito. Muchas veces las normativas tácitas o el contrato tácito no solamente amplían el contrato  explícito sino que hasta  lo reformula por completo.

En suma, el equipo  técnico no solamente se topa con las normativas explícitas que son conocidas  y  probablemente aceptadas en tanto se  incorporó el profesional a trabajar en la institución, sino que también  se  “encuentra” con las normativas tácitas , las que “descubre”  en diversos  momentos bajo el signo de la arbitrariedad de la autoridad. Estas  son las normativas  más  difíciles de sortear y de enfrentar, porque el discurso oficial de las institución sostiene su inexistencia.  Además, si  bien las normativas explícitas  pueden ser difíciles de  modificar, al menos es posible hablar de ellas. En el caso de las normativas tácitas ¿cómo   acordar cambios en algo  que se supone que no existe?

7. Intervención en  los equipos de trabajo. El grupo de esclarecimiento.

Para  realizar un trabajo psíquico   con un equipo de salud que está  en estado de burn out  se puede  organizar un dispositivo de esclarecimiento. Se trata de un dispositivo grupal que tiene como objetivo  generar un espacio de análisis del burn out , es decir, se centra  en el trabajo del equipo, en sus condiciones y en la forma de llevarlo a cabo. Se trata de un espacio de simbolización, un espacio para hablar y para elucidar  las razones,  así como los mecanismos  que sostienen el  no dicho institucional, es decir las  imposiciones   que violentan.  El dispositivo grupal es un espacio  a-normativo, en el sentido de que el equipo  hablará allí acerca de lo que quiera, sin programa y sin  limitaciones. La consigna  se definirá como “decirlo todo sobre el trabajo  institucional que se realiza”.

El grupo de esclarecimiento se diferencia sustancialmente (desde la perspectiva de la coordinación grupal)   de otros tipos de grupo que se puedan realizar:  Los de aprendizaje y  terapéuticos,  se constituyen como grupos de inclusión voluntaria y espontánea  (prima el deseo de cada quien por estar allí).  En  los grupos de esclarecimiento  se trata de un grupo que  contrata  el servicio como equipo, como grupo preformado (y como por lo regular  contrata la institución, el equipo está allí porque lo manda, lo que no implica que muchos  participantes puedan estar allí,  además,  porque lo desean).

El grupo de esclarecimiento   trabajará para recuperar la creatividad perdida, su fuerza instituyente,  su posibilidad de pensar. Pero el equipo de trabajo  es un grupo poco consciente  acerca de sus limitaciones y acerca de los efectos  que tales limitaciones  introducidas por lo institucional,  tuvieron  en su salud mental. Prueba de ello es el estado de burn out, el sufrimiento cotidiano que lo hace movilizarse en busca de ayuda  de expertos.

Muchas veces  el conflicto entre normativas (del propio equipo  y de la institución)  es vivido al interior del equipo en términos de  problemas interpersonales, de rencillas por enfoques sobre el trabajo y sobre diferencias  ideológicas entre los integrantes del grupo. Habitualmente,  se culpabilizan  de su estado  y de su propia incapacidad para resolverlo. En otras ocasiones hay historias de renuncias , rotación de personal o enfermedades psicosomáticas  severas que requieren  ausencias  frecuentes.  Es decir, en muchos casos el peso del poder institucional  se impone generando  incomodidad, malestar, depresión y agresividad al interior del grupo de pares. Muy difícilmente el grupo de pares (equipo de trabajo) podrá tener la claridad necesaria para enfrentarse al poder institucional y  vivirá siempre bajo la amenaza tácita (el chantaje del despido).

Ese conflicto no se resuelve como una transacción (como una “negociación”,  como le gusta  decir a cierta escuela organizacional), ya que la dependencia laboral hace que las normativas institucionales impuestas  se constituyan en un acto de violencia – materialización del acto de control social en  y a través del trabajo. Pero este conflicto no es visible para los miembros del equipo,   sufren las consecuencias: malestares, desavenencias, discrepancias  a nivel interno del grupo, delación, traición, defección, etc. Aparece como  distanciamiento emocional entre los pares lo que no es otra cosa  más que la implementación de políticas de ejercicio del poder desde la jerarquía institucional.

Lo que el grupo de esclarecimiento pone de manifiesto  es el sometimiento del equipo de trabajo a las normativas institucionales.  El proceder institucional tiene importantes repercusiones en el equipo de trabajo ya que la implantación vertical de normativas de funcionamiento supone tácitamente  generar el sentir entre los miembros del equipo de que se echa por tierra  las propuestas (proyectos creativos (3), ideas novedosas, mecanismos originales de funcionamiento, etc.)  que el propio grupo  puede haber construido  en su legítimo derecho de querer avanzar en su tarea,  y donde además, se ejerce cierto poder  y responsabilidad sobre su trabajo y sobre los alcances de éste.

Lo que a Bleger le sorprendía era que el grupo institucional tendía a  mimetizarse con el problema que consideraba, había perdido la posibilidad de pensar acerca de sí mismo y de lo que le estaba ocurriendo. El equipo de salud  reproducía la institución y quedaba alienado  en ese movimiento; no podía distanciarse para poder tomarse como objeto de análisis. Salvadas las distancias,  ya que Bleger  hablaba de otro fenómeno, al equipo en  burn out, le ocurre algo similar: está tan contaminado con la  “problemática” institucional que no puede darse cuenta  de lo que le ocurre. Allí es donde  el especialista consultado debe trabajar.

La noción de burn out  tiende a  producir  un efecto de ocultación ya que  su origen es atribuido,  en primer lugar,  a la insanidad de las personas, y en segundo lugar, a los problemas interpersonales o a la carga de trabajo. En realidad, como ya se demostró , el burn out  tiene que ver con  las condiciones de trabajo,  con las normativas institucionales acerca de la manera de realizar el trabajo y no con el trabajo mismo. La ocultación  de las raíces del burn out  por medio de la psicologización del mismo   pretende además “naturalizar” el problema desmarcándolo de sus determinaciones socio-políticas.

8. Trabajando  con equipos de salud.

Si se tiene claro cuál es el problema, es posible entonces  definir estrategias para su abordaje  en los casos en que  se es consultado para realizar un trabajo  de esclarecimiento con el equipo afectado.

La tarea de esclarecimiento  se define en base a las siguientes características:

– Se trata de dilucidar las razones del malestar (burn out) en la relación del grupo de pares  con su trabajo.
– Se trata de mostrar de qué modo – de manera  no consciente – el grupo  reproduce en su mecánica la estructura institucional aunque no lo desee.
– Se trata de dilucidar lo que corresponde efectivamente al campo del trabajo (eficiencia) de aquello que pertenece a las relaciones intersubjetivas (afectivo-familiares).
– Se trata de desmontar  ciertas ilusiones producto de la conjunción del proyecto de la institución (su misión) con aquellas ilusiones grupales (de grandeza, de omnipotencia, etc.)   construidas por el grupo de pares.
– Se trata de analizar la relación  y la no relación entre el proyecto institucional manifiesto y los deseos de realización profesional y personal a través del trabajo,  de los distintos especialistas  que conforman el equipo.
– Se trata de ofrecer un marco de seguridad para que los  integrantes de la institución puedan escribir juntos la novela  institucional,  historización de los momentos más importantes del devenir institucional marcado por los acontecimientos más significativos para los allí presentes. En todo caso, el rescate de la historia institucional y su proceso de institucionalización no puede ser soslayado ya que sobredeterminan el fenómeno de burn out  .
– Se trata de  cotejar las normativas producidas espontáneamente por el equipo  para poder funcionar como tal,   con  las  otras que provienen de las ordenanzas institucionales.
La propuesta  comparte la idea de  instalar un dispositivo de análisis en el que a través de diversas herramientas grupales  se pueda realizar  este trabajo básicamente  psíquico,  centrado  en el pensar sobre  el sufrimiento cotidiano del equipo de salud. Un espacio de análisis supone un compromiso del grupo  que pasa por hablar  (búsqueda de la simbolización)  colectivamente del trabajo que realizan y de las vicisitudes que se presentan en su devenir.  Supone darse un tiempo para pensar, para restituir el lugar del pensamiento perdido por el burn out   y para sentir tanto en la situación laboral como en el aquí y ahora del grupo.

Esclarecer es tornar claro, en la medida de lo posible, las diferentes determinaciones del  efecto de burn out  . Esclarecer es también y como ejemplo, discriminar aquello que es de la institución de aquello que es del equipo, o  lo que corresponde a la supervisión de lo que tiene que ver con  la psicoterapia personal. Esclarecer es construir equipo. Esclarecer es hacer posible, nuevamente, el pensamiento en el equipo.  Esclarecer es despsicologizar.

Notas:

(1) La noción de encargo denuncia un cierto “contrato” implícito, no consciente. Por tanto, hay  que leerlo en las exigencias y en los “objetivos” que se deben cumplir. Ver  del autor Encargos institucionales a la orientación vocacional (1983), publicado en  Análisis vocacional y grupos (1985) UAEM, Cuernavaca.

(2)Según S. Freud, las normativas   pueden tener  dos orígenes :  El  primer origen dice acerca de una norma que es despóticamente  impuesta  por una autoridad  a un grupo de súbditos. Contra esta norma se lucha.  El segundo origen  de la normativa tienen que ver con el acuerdo logrado por un grupo de pares,  y en tanto la norma es “aprobada” por consenso, es internalizada y respetada como tal (ver S.Freud (1913) Tótem y Tabú, Amorrortu, B.A., 1976)

(3) Por creatividad  entendemos  un movimiento inconsciente  que se produce en los grupos,  de reflexión y de “asociación en cadena”, que supone  el arribo a nuevos cruces, nuevas soluciones, nuevos enfoques  para los viejos problemas. Tiene que ver con probabilidades combinatorias de ciertos elementos de análisis. Sus “resultados” suponen un movimiento nuevo del grupo,una forma diferente a la tradicional de resolver  el problema.

BIBLIOGRAFÍA

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Castoriadis, C. (1983) La institución imaginaria de la sociedad, Tusquets,    Barcelona
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Guattari, F. (1976) Psicoanálisis y transversalidad, S. XXI, México, D.F.
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Mendel, G. (1974) Sociopsicoanálisis 1 y 2, Amorrortu, B.A.
Mendel, G. (1993) La sociedad no es una familia, Paidós, B.A.
Pichón-Rivière, E. (1971) Del psicoanálisis a la psicología social, Galerna,  B.A.


 

 

 

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